viernes, 17 de abril de 2009

REFLEXIONES

Hace tiempo que tengo muy claro quien soy, cómo soy y lo que soy.

"Lo que soy"

Me considero una persona librepensadora, es decir, con voluntad propia de creer o no en determinados asuntos. Antes de formarme una sólida opinión, me gusta leer e informarme sobre el mismo.
En cuestión de religión, recuerdo que ya desde el instituto, época franquista, discutía con el "cura" de religión. Siempre le preguntaba por qué; y el siempre me contestaba: "es un dogma ".

¿Dogma, qué es un dogma? Según la Real Academia de la Lengua, una de las acepciones de esta palabra, y es la que más nos interesa ahora es:" Doctrina de Dios revelada por Jesucristo a los hombres y testificada por la Iglesia."

Veamos: Doctrina de Dios: Nadie ha desmotrado aún la existencia o no de Dios, por lo tanto Dios no ha podido dictar nada: la palabra de Dios la ha escrito siempre el hombre, de motu propio, nunca ha sido inspirada por nadie; siempre ha sido un invento del hombre.

Revelada por Jesucristo: Otra afirmación que hay que poner en duda, ya que lo que sabemos de Jesucristo es lo narrado en los evangelios, y el primer evangelio se redactó nada más y nada menos que unos ochenta años después de ocurridos los hechos; y como deberíamos saber la tradicción oral, con el paso del tiempo, deforma la realidad.

Terminado: cuando la iglesia no sabe, no puede o no quiere decir el por qué de las cosas, recurre al tan manido "dogma", para no dar explicación de lo inexplicable, de lo que no tiene sentido.

Testificada por la iglesia: Teniendo en cuenta la iglesia acordó, y digo bien; acordó por muy pocos votos de diferencia en el Concilio de Nicea (año 325), el origen divino de Jesús; ya me diréis que garantías tiene.

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